Excesos

Existe una línea delgada que limita la brecha entre el exceso y el equilibrio de las cosas, una pequeña línea que puede hacer que lo bueno atente contra el bienestar humano. 
Es precisamente esa línea la que muchas veces los seres humanos nos saltamos y entonces lo que antes parecía “Bueno” se convierte en nocivo. Tanto el exceso como la carencia de algo impactan en el bienestar humano de modo perceptible. 

Se torna pues necesario identificar cuando estamos cruzando la línea del exceso y estamos haciendo que aquello que creemos “Bueno” o “correcto” se convierta en el enemigo que estanque nuestra evolución espiritual.
Te daré unos ejemplos claros de lo que se consideran excesos que atentan contra el bienestar individual, imaginemos un coleccionista, una persona que le gusta reunir cosas valiosas o simplemente una persona que le gusta guardar todo tipo de cosas y nunca las deshecha, hasta que llega un punto en que su casa esta completamente inundada de objetos y esta persona vive con la angustia de perder alguno de ellos atentando contra su equilibrio psicológico, a este tipo de personas se los ha catalogado como “Acumuladores compulsivos”. Ahora, vamos al lado opuesto imaginemos a una persona que tiene la idea de que cada superficie debe tener extrema asepsia,  limpia y limpia continuamente cada momento de su día, cada espacio y cada elemento de su hogar, siempre tratando de liberarse de los gérmenes que para esta persona se encuentran al acecho en las superficies, a este tipo de personas las denomina la psicología “Limpiadores compulsivos”, ahora imaginemos una persona que hace actividad física y la realiza en exceso durante muchas horas al día llegando a disminuir la felicidad de su vida , entrando en estado de agotamiento corporal extremo a este tipo de exceso se le denomina vigorexia , luego están las personas que se exceden con la comida y presentan sobrepeso o las que dejan de comer por completo y se convierten en anoréxicas, están las personas que dejan su vida a la deriva, no tienen horarios ni reglas establecidas, no tienen disciplina para estudiar o trabajar y viven como bohemios, estas personas no tienen no metas y viven sin objetivos de vida, personas que se catalogan de libres, pero en realidad no lo son pues son presas de su falta de orden en la vida. Además, están las personas que son estrictamente disciplinadas o lo que se denomina “pegadas a la norma”, estas personas viven obsesionadas con seguir reglas, en metas y objetivos y dejan de conectar con su parte espiritual al punto de sacrificar su bienestar emocional y físico, incluso su propia felicidad.

Lograr el equilibrio adecuado entre el orden y el caos, la luz y la sombra, la diversión y la calma, la disciplina y la libertad creadora, se trata de lograr en el espíritu humano un estado de sosiego y bienestar como requisito básico para la armonía interna y la conexión espiritual.

Los seres humanos podemos tener una tendencia a los excesos innata o inculcada en el seno social o familiar, pero es responsabilidad individual identificar dichos excesos y encontrar el balance adecuado que nos permita tener en nuestra vida una pizca de azúcar y una de sal como ingredientes básicos dentro de nuestra receta personal.


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