Mi querido lector(a) tras una controversia interna, me desagrada usar esa palabra, pero es precisamente lo que ha ocurrido hoy conmigo y ya sabes que comparto contigo de manera intima algunas de mis interpretaciones del mundo pues bien he llegado a la conclusión de que en cada ser humano habita un ser diabólico (horripilante, asqueroso, repugnante, extremadamente malvado) y un ángel (bello, celestial, casto, puro, diafano,extremedamente amoroso).
Ambos seres están comandados por nuestra mente
y corazón , ambos pueden ser despertados también de manera insospechada.
Cuando algo o alguien despierta
al demonio, cuando nuestro demonio interior toma las riendas de los asuntos de
nuestra vida, arrasa con todos los valores y preceptos morales, nuestro demonio
interior, desconoce de limites o de empatía, la lujuria lo guía en sus acciones y es incapaz de interesarse por las necesidades humanas, consigue lo que
desea pisando sobre la humanidad de los demás, es en extremo egoísta y oscuro, fétidamente
inteligente y su inteligencia es tan grande como su maldad, cuando nuestro demonio
interior se hace cargo de las situaciones nos convierte en seres incapaces de
sentir o empatizar. Nuestro demonio interior carece de corazón, es puramente
mental y estratega y sin lugar a duda dejara heridos y decapitados a su paso.
Su contraparte es despertada por
el amor. Cuando el ángel en nuestro interior toma el control de las situaciones
se manifiesta en gran plenitud la luz, el amor, la empatía , nos embarga la comprensión
humana, nos convertimos en seres capaces de ponernos en el lugar del otro,
somos magnánimos, amorosos e irradiamos luz a nuestro paso, brindamos
soluciones prudentes y certeras, este ser celestial cree en el bienestar y en
las oportunidades , es puro corazón y bondad , se considera a si mismo un
salvador gracias a su gran corazón y tengo la certeza en el proceso nos termina salvando a nosotros.
Muchas veces hay pugnas internas
entre ambos personajes, si me preguntas a mi si tengo un favorito, te diré que
los quiero a los dos por igual ¿Por qué despreciar al demonio que ha sido la mente
y fortaleza del ángel? ¿Por qué negar al ángel que con su amor es capaz de doblegar al demonio
sin corazón? Ambos cohabitan en nuestro interior y son necesarios y
complementarios como el día necesita a la noche, como el corazón a la mente,
como la luz a la oscuridad y como el bien al mal y viceversa
Finalmente me pregunto ¿Qué sería
de mi ángel si no existiera mi demonio? ¿Qué seria del corazón si no existiera la mente?
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