Cabe profundo un hoyo y me costó cavarlo porque me faltaban
las fuerzas, pero lo cabe tan profundo como pude con mis manos y arrastré la
tierra entre mis dedos y cuando mis uñas estaban ennegrecidas por el moho y la
tierra y la humedad entonces asomé mi rostro en el hoyo y grité, grité tan
fuerte como pude para vomitar, expulsar, exorcizar el dolor que se incrustaba
en el pecho.
Más luego el hoyo me tragó completa y supe que había tocado
fondo, supe que el hoyo intentaba decirme algo, supe que era tiempo de irme de
allí, pero también me faltaban las fuerzas para salir del hoyo que yo misma cabe y entonces empecé
a preguntarme si acaso yo misma merecía morir así de esa manera tan cruel en
medio de mi profundo dolor.
En la oscuridad del hoyo toque las paredes y era
todo húmedo y negro, parecía haberse ido la esperanza, crujían mis dientes por
el frio, temblaba mi cuerpo por la ansiedad, me asaltaban en la mente los
recuerdos y el hoyo parecía estar muy decidido a tragarme, a comerme, a digerirme y mientras intentaba
tragarme se cerraba la única entrada que al mismo tiempo era mi única salida y lo más
curioso era que yo había cavado mi propio hoyo, sumergida en la
autoconmisceracion más lastimera ahora más que nunca en medio de mis lagrimas y
mocos estaba lista para salir de allí. Sin embargo; la tierra caía sobre mí y
el hoyo parecía estar decido a enterrarme y al mismo estilo de Rose en la película
“Titanic” empecé a gritar casi como un susurro,-”Ayuda"- casi no se escuchó mi
voz allí afuera, debió haber sido casi como un susurro, el hoyo empezaba a
tragarme más y yo, yo iba a morir allí, yo y mi hermoso cuerpo iban a quedar
enterrados en medio de la nada, toda mi juventud desperdiciada en lo mas
profundo del hoyo de la propia autonconsmisceración, -“No”- Grité , “No, no
moriré aquí”. Entonces grite más y más y más y más fuerte y grite hasta casi
perder la voz –“Ayuda”- y se hizo de
noche estoy casi segura y la entrada del hoyo parecía cerrarse aún más sobre mí.
Entonces fue que me resigné, me rendí, me acurruque sobre mí y empecé
a llorar por toda la vida que ya no podría vivir y en retrospectiva todo el dolor
y la autoconsmiceracion parecieron irse de allí, pero ya era muy tarde yo
estaba mas muerta que viva, el oxígeno se me terminaba y con ello la ultima oportunidad
de volver a vivir.
Ahora 30 años más tarde, agradezco a la mujer que me ayudó a
salir de allí y la recuerdo con gratitud, -No, no moriré aquí”- susurre en medio de mis lagrimas y saque las
ultimas fuerzas que me quedaban en el alma, en el cuerpo, en el corazón y empecé
a arañar la tierra con furia, mis uñas se rompieron, mis dedos se entumecieron,
el aire se acababa, pero arañe tanto como pude, mientras las yemas de mis dedos
sangraban y en un momento, estaba lista para salir de allí, el hoyo abrió sus
fauces y me expulsó sobre el gras en frente del jardín del vecino que me miraba con los ojos más azules que jamás haya visto.
- “No es tu tiempo aún”- escuche a una voz decir y luego
cerré los ojos, al despertar estaba ya en el hospital, había logrado salir de
allí.
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