Entras siendo un gusano, una cosa pequeña, un ser minúsculo, como tu autoestima o tu pobre mentalidad y de pronto empiezas a pensar y se te abre la mente que por cierto ya la tenias bien abierta y empieza ese momento delicioso, doloroso e incomodo de transformación, pero tienes dos opciones o te conviertes en la especie de araña del libro de Kafka, en ese ser monstruoso que se va perdiendo a si mismo y desconectando de su humanidad, hasta hacerse un insecto por completo perdido de su humanidad en un proceso de involución o decides aceptar que ahora no eres ni la mitad de lo que serás y entras en la maldita crisálida aceptando tu condición de gusano iluso e idiota, aceptando que ha empezado el nuevo comienzo, no me preguntes porque rayos uso tanta redundacia porque te responderé que porque me da la gana, ya bailaste entre muertos, ya intentaste ser la buena del cuento, ya mataron a la princesa ahora le toca el turno a la diosa, pero antes debe aceptar que es un insecto, un pequeño insecto lleno de todo ese odio , rabia o como se le quiera llamar que transformara y transmutara en algo mucho mas grande que el maldito gusano que se harto de ser un gusano.
Pero por ahora la Diosa se refugia en la crisálida , mientras se reinventa a si misma una vez más o mejor dicho empieza a tomar lo que le corresponde por derecho divino, mientras la crisálida se convierte en el vientre que aquí y ahora da lugar a la mariposa que ya no es mariposa porque ahora sabe que aspirar a ello es aspirar a muy poco, es la Diosa.
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