¿Quién habló de reglas para vivir?

“Si intentas imponer tus reglas en las vidas de otros, definitivamente aun te falta aprender a vivir” 

Hace poco un buen samaritano me regaló un libro del autor Jordan Peterson, mientras ensalzaba al libro y me lo presentaba como la panacea para lograr el orden en mi bastante interesante vida. El autor había denominado a su libro “Doce reglas para vivir”, cogí su libro y empecé a leerlo con el mayor interés existente y la mejor predisposición a tratar de poner mi vida en orden. Jordan Peterson es catalogado como el pensador más influyente de los últimos tiempos, y debo admitir que tiene un maravilloso talento para observar la realidad y también para escribir un libro de cerca de cuatrocientas hojas en donde disecciona una a una sus doce reglas para vivir y lo hace desde una perspectiva de análisis social, psicológico, antropológico y muchas, muchas teorías de por medio.

Cogí el libro entre mis manos sumamente extasiada y lista para sumergirme en el mundo de las reglas y lograr ese equilibrio del cual Peterson nos habla entre el caos y el orden, para encaminar la vida en general, de hecho, él nos presenta sus reglas como orientadas a generar ese equilibrio y definitivamente la intención es muy buena, él nos habla de los extremos negativos del extremo del orden que conlleva a una rutina predecible y del extremo del caos que solo nos guía a la confusión.

Hasta allí, estaba sumamente de acuerdo con el autor, así que me dispuse leer una a una las reglas que iban desde: Enderezarse y mantener los hombros atrás (esa regla me gustó hasta que empezó a hablar de las langostas ¿Qué tenían que ver las langostas aquí?), tratarte a ti mismo como si fueras alguien que depende de ti, tener amistad con aquellas personas que quieran lo mejor para ti, no compararte con otro sino con tu versión anterior, antes de criticar a alguien asegúrate de tener tu vida en perfecto orden, a la hora de hablar exprésate con precisión, deja en paz a los chicos que montan mono patín y si encuentras un gato en la calle acarícialo, bien me leí todas y cada una de las reglas del libro y si les digo que me leí las cuatrocientas páginas mentiría talvez leí en promedio  trescientas, el hecho es que me di cuenta que si bien es cierto este autor había escrito un maravilloso Betseller con reglas sobre lo políticamente correcto, definitivamente, él no había tenido ni la mitad de experiencias que yo a mis cortos años ya había tenido en mi vida y tampoco había tenido las experiencias de vida de otras personas, me imaginé a una madre adolescente embarazada y abandonada leyendo sus reglas ¿Cómo le servirían? Diría entonces que esas “reglas” están hechas para un conjunto de personas que tienen una vida en casi perfecto orden y dedican sus días al altruismo social, vamos a la realidad pídele a un inmigrante que está tratando de construir un futuro en otro país que aplique la regla de dejar en paz a los chicos que van en monopatín, ósea ¿esta regla realmente es útil? Y sé que me voy con una comunidad enorme que catalogo a este autor como el más prolífico de sus tiempos, pero antes que reglas debería llamarles sugerencias de vida, una regla en su definición es un principio que se impone para asegurar determinado resultado, estamos hablando de que todas las personas deberían imponer estas reglas en su vida, partamos por reconocer algo, la vida y experiencias humanas difieren entre si y por ende no existe una regla o conjunto de reglas para vivir que puedan ser aplicables en general a un grupo de la población y resultar útiles para cambiar vidas, podría elegir cinco o seis reglas del libro de este autor y aplicarlas pero en el camino de la vida y con la experiencia de interacción social humana vas aprendiendo reglas de manera intuitiva que podrían o no servir a otros y es que hay tantas vidas como formas de vivirlas puede que mis reglas de vida no te funcionen a ti, e incluso puede que tengas una vida con reglas que has establecido de manera intuitiva.

La vida de un banquero en Inglaterra, no es igual a la vida de un pescador en el Congo y la vida de este no será ni mínimamente similar a la vida de una modelo en Paris o de un escritor en Rusia, así que ¿porque limitarnos a una única fórmula de doce reglas para vivir la vida? Cuando existen tantas formas de vivirla como experiencias de vida, en mi opinión el autor del libro tiene una perspectiva buena e interesante, pero también bastante sesgada de lo que es la vida y no solo eso, sino que incluso me atrevería a decir que es el típico escritor apegado a la norma, el libro empieza haciendo ver que se encontrará un balance entre el caos y el orden, pero claramente tiene una inclinación bastante sesgada orientada al control y un pensamiento poco flexible.

No puedo culpar al autor, simplemente me atrevería a decir que tal vez, solo tal vez no ha vivido lo suficiente o necesita saber que allí afuera en el mundo hay personas que no la tienen fácil y que han establecido sus propias reglas de vida y probablemente les estén funcionando, simplemente que no pueden escribir sobre ello porque no tienen el talento, luego viene este autor y tiene el talento y lo hace y eso se aplaude, pero cada ser humano es libre de escribir su  vida bajo sus reglas en base a sus experiencias y aprendizajes y en el proceso terminará dándose cuenta de que en realidad no hay reglas, porque la vida nunca termina de ser predecible y no se le puede aplicar la misma fórmula.

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