Trueno

Trueno Lorena Veliz

“El caballo percibe lo que somos, no lo que aparentamos déjate conquistar por su magia infinita”

-Gabriel Oliverio-

Recuerdo la primera vez que vi a “Trueno”, era apenas un pequeño potrillo, con las piernas que le temblaban y sin la capacidad para sostenerse de pie, la madre de “Trueno”  murió en el acto, había sido un parto demasiado complicado, recuerdo que mi madre, mi hermana y yo nos pasamos toda la noche calentando a “Trueno” con mantas y esa noche, hubieron truenos y una lluvia muy fuerte, por eso le pusimos “Trueno” porque en realidad nació en una noche de esas que caían truenos por doquier, al principio pensamos que el potrillo no sobreviviría sin el cuidado materno, lo cuidamos día y noche. 

Hasta que un día pudo ponerse de pie por su cuenta y una potra lo adoptó, el potrillo inocente pensaba que era su madre y la perseguía a todos lados, de hecho creo que la potra tuvo que aceptar el rol de madre a la fuerza, “Trueno” era un caballo grande de pura sangre y conforme fue creciendo mostró su espíritu rebelde e indomable , no se dejaba ser dirigido, le molestaba ser cepillado, tenía problemas para reaccionar a las órdenes y se pasaba la mayor parte del día en el campo, a veces se perdía durante días. Se podría decir que “Trueno” era un espíritu libre, pero tenía una enorme debilidad y era la voz de mi hermana, cuando ella silbaba llamándolo, “Trueno”  aparecía desde el lugar mas recóndito del campo y era la única persona de la cual se dejaba acariciar, de hecho ella fue la responsable de ensillarlo a los tres años de vida, no fue fácil que “Trueno” se acostumbre a llevar la silla pero finalmente lo hizo al poco tiempo fue mi hermana la responsable de montarlo, muchos de los trabajadores lo habían intentado pero salían disparados sobre el barro, yo apenas tenia seis años así que apenas lo miraba de lejos, y una vez intentó patearme, “Trueno” no perdonaba a nadie que quisiera quitarle su libertad, pero sin embargo lo veías adormilado mientras mi hermana cantaba una canción o le leía una historia de amor de caballos que ella misma escribía para “Trueno”.

“Trueno” lentamente se convirtió en un caballo enorme, grande y fuerte, su pelaje marrón brillaba al sol y traía la crin enorme y muy bien cuidada, parecía saber lo poderoso que se veía cuando pasaba frente a una potra o un potro y muchas personas habían querido comprárselo a mi padre, pero mi hermana jamás lo permitió, mi padre solía decir: -“Ese caballo solo viene aquí a comer y darse la gran vida, el resto del día la pasa en el campo, no nos genera ingresos, es mas un gasto que una inversión” y mi hermana lo calmaba con sus sonrisas y sus bromas, realmente mi hermana salvó muchas veces a “Trueno” de ser vendido por enormes sumas de dinero.

Cierto día, mi hermana no pudo levantarse de la cama, era extraño porque a sus dieciséis años ella jamás se había enfermado, pensamos que tal vez era demasiado agotamiento y que necesitaba descansar, pero luego empezó la fiebre, y finalmente la tos con sangre, mi hermana había caído enferma de gravedad, en esa época poco se sabía del cáncer a los pulmones, los médicos la diagnosticaron con tuberculosis y ella siguió adelgazando. 

A veces yo salía a la ventana de la habitación de mi hermana y veía a “Trueno” deambular cerca, como buscándola, pero luego me miraba y huía al campo, otros días mi hermana lo llamaba a su ventana y “Trueno” aparecía, empezaba a comportarse con ella como un perro, con todos los demás seguía siendo un potro salvaje.

A veces mi hermana iba a las caballerizas y le leía cuentos a “Trueno” ya no podía cantarle y otras tantas simplemente no podía salir de su habitación, el caballo cada vez pasaba mas tiempo en el campo y solo venía cuando mi hermana lo llamaba, pero la situación de mi hermana empeoró y un día de lluvias y truenos con “Trueno” relinchando en la caballeriza como si intuyera lo que ocurría, ella murió.

Los costos del tratamiento y el funeral habían salido muy caros, mi padre había tenido que recurrir a préstamos, entonces le dijo a mi madre-Mañana, venderé a “Trueno”- Yo sabía que debía hacer algo, mi hermana jamás habría permitido que “Trueno” pierda su libertad, así que me escabui a las caballerizas en la madrugada , cogí a trueno del bozal y lo llevé al campo , el caballo me miró como si comprendiera lo que iba a pasar -Corre, se libre caballito, le dije y no vuelvas nunca”. El caballo me miró, y se lanzó a correr, “Trueno” nunca más regresó a casa, el también cumplió con la voluntad de mi hermana.

Hace poco escuche de “Trueno” parece que vive salvaje en el campo, se ha convertido en leyenda, algunos ganaderos lo han visto y cuatreros también, pero nadie ha podido atraparlo “Trueno” sigue corriendo en su libertad, desafiando al mundo y probablemente siendo la envidia de otros caballos salvajes.


0 Comments