-Mírela, mi comandante
trae la mirada perdida no ha abierto la boca para decir una sola palabra desde
que vino aquí-Dijo uno de los policías.
En una de las
esquinas de la habitación, con aire completamente despreocupado, sentada en una
silla una mujer de cerca de treinta años se miraba las manos y revisaba sus uñas
recién barnizadas una por una como asegurándose de que estuvieran en buen
estado.
-Esta loca,
asegura que mató a su madre con un bate de beisbol y que enterró su cuerpo en
el jardín de la casa-Agregó el comandante con aire burlón.
- ¿La mató?
-Saltó el policía que se encontraba fumando el cigarrillo.
-Claro que no, la
mujer murió hace cinco años, los vecinos asistieron al funeral, murió de un
infarto al ver una rata, esta mujer esta chiflada-Dijo el comandante mientras
se llevaba uno de los dedos a la cabeza haciendo el gesto de locura.
De pronto, se escucho
un ruido sordo en la habitación y la silla saltó en el aire cayendo en pedazos
al piso, la mujer se encaramó sobre el comandante y le arrancó el arma que traía
guardada, mientras le apuntaba en la cien y agregaba al mismo tiempo mirando a
los dos oficiales en turno.
-Si se mueven lo
mato, yo la maté y he venido a entregarme porque esa vieja no ha dejado de
aparecer en mis sueños, en mis pesadillas y justo en este momento esta parada
junto a nosotros-Gritó, la mujer
Uno de los oficiales
tembloroso, intentó calmar a la mujer.
-Señorita,
queremos que entienda que, sin cargo, denuncia o cadáver nosotros no podemos
hacer nada. Puede que usted haya olvidado que su madre murió hace cinco años.
La mujer levantó
el arma en el aire y disparó al techo mientras los oficiales consternados
intentaban calmarla, ella cogió al comandante de la camisa.
-Levántate, viejo
panzón ahora mismo iremos a mi casa y cavaremos en el patio trasero, allí tendrán
su cadáver.
Los policías intentaron
abalanzarse sobre la mujer, pero el comandante los detuvo.
-Espera, haremos
lo que tu dices mujercita, pero si no hay un cadáver tendrás cargos por atentar
contra la autoridad, no es necesario que me apunte con esa arma, la apoyaremos.
La mujer cogió el
arma y apuntó cerca al pene del comisario, mientras agregaba.
-Muévete, ahora-
Dos de la
madrugada en medio de la neblina de Matucana, una mujer y los oficiales se
mueven entre las callecitas del pequeño pueblo.
Al llegar al patio
trasero de la casa, los hombres empiezan a cavar y dos horas mas tarde solo han
sacado tierra y más tierra.
El comisario cansado
, mira a la mujer y le dice:
-Señorita, como
puede ver aquí no hay nada, me temo que tendremos que llevarla a la comisaría por
faltas a la autoridad, pero no podemos encerrarla por un crimen que no cometió.
La mujer coge el
arma y dispara en uno de los pies del comisario.
-Cállate y sigue
cavando-
Dos horas más tarde,
la pala de los oficiales choca contra lo que sería una especie de bate.
-Mi comisario, es
un bate- Agrega el oficial sorprendido, mientras sigue cavando.
A las 5.30 am
encuentran el cuerpo de una mujer de aproximadamente treinta años con el cráneo
destrozado y las uñas recién barnizadas, los oficiales no terminan de entender,
no es el cadáver de una anciana sino de una mujer mucho más joven que yace
contra un bate de beisbol completamente ensangrentado.
Junto al cadáver de
la occisa se encontró una descripción que decía:
“Aquí yace Expropiación
hija de Sebastiana Lazarte, terminé su vida con el bate y disfruté verla desangrarse
como disfruté liberar mi rabia contra ella”
A la mañana siguiente
Justino Puchuay fue arrestado intentando huir de Matucana tras haber cometido
el execrable asesinato de su conviviente Expropiación de 34 años, los oficiales
a cargo del caso nunca rebelaron el modo en que lograron resolverlo por miedo a
ser llamados locos.
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