No sé ¿En qué momento nació mi
afición por las velas?, tal vez fue tras la partida de mi difunta hija, cuando
su larga ausencia empezó a convertirse en un vacío en mi alma ¿Sería acaso
posible que los espíritus pudieran comunicarse desde el mas allá? ¿Sería
posible que ella me estuviera enviando señales que yo dada mi espiritualidad
incipiente no pudiera interpretar? Todas esas preguntas empezarían a
responderse en un día como cualquier otro en el que me encontraba frente a la
veladora de San Vicente haciendo mis oraciones diarias producto de la fe
católica inculcada por mis abuelos , creencias y más creencias hereditarias que
decidí mantener un corto tiempo; tal vez algún día mis creencias volverían a
cambiar pero por el momento era lo que me había brindado calma desde la partida
de la pequeña Graciela , bueno no nos distraigamos más de lo que iba a contarte
mi buen lector; fue en ese preciso momento que empecé a ver chispear una vela,
el tipo de chispeo como queriendo llamar mi atención, era como si la veladora
de algún modo tuviera un código morse extraño para comunicarse conmigo ¿Se
trataba acaso de mi única hija que intentaba comunicarse conmigo desde algún
lugar del mas allá?, un chispazo me distrajo de mis elucubraciones y la vela
empezó a consumirse más rápidamente como si llorara su propia existencia e inmediatamente
la llama se apagó de la nada, ¿Acaso habría sido posible que las entidades
pudieran comunicarse a través del humo de una vela o de su flamante llama?
De cualquier forma, pensé que
solo se trataban de figuraciones mías y volví a mis habituales actividades,
regar las plantas de nuestro huerto y
alimentar a los animales de la pequeña granjita, otro de mis proyectos exitosos
, me dispuse a elaborar la cena y miré a
San Vicente sobre su pequeño altar improvisado, lo miré con una mirada cómplice
y casi risueña. - “tonterías mías”-pensé.
Los días siguientes
transcurrieron sin mayor novedad hasta el momento en que las vecinas decidieron
visitar mi casa para nuestro homenaje mensual al señor de los milagros y fue
precisamente allí donde mientras preparaba el altarcito, al encender las velas
estas empezaron a tener comportamientos bastante extraños a mi inocente
parecer, mi querido lector realmente era tan común este tipo de comportamiento que
no me sobresalté o al menos así quiero que suene en el texto cuando lo describo
y lo cierto es que las 7 velas del altar empezaron a apagarse unas a otras
mientras yo ignoré su comportamiento para volver a encenderlas y estas volver a
apagarse en un juego invisible entre una entidad juguetona y yo o tal vez mi
propia imaginación.
Cuando terminamos el homenaje;
una idea ya había entrado a mi cabeza, alguna entidad, algún ser, algo
intentaba comunicarse conmigo, entonces fui al mercadillo de la esquina y compré
un paquete de 60 velas, las cuales encendí una tras otra en la sala de mi casa
en la ausencia de mi esposo que había empezado a pensar que yo andaba con algún
otro proyecto extraño en mente, tan acostumbrado a mis inusuales proyectos que según
él duraban algunos días para luego irse; optó por lo más sabio; ignorar mis
velas mientras jugaba su última partida de juegos en línea en la computadora; él
me dejo hacer mis observaciones de velas que iba anotando en una pequeña
libreta con acuciosa celeridad, anotaba desde el tiempo que tardaban en
consumirse, la duración de la flama y el tipo de elevación, el humo y sus
anomalías, la velocidad con la que estas velas se consumían y me dediqué a
hacerlo de manera diligente por casi dos semanas, convirtiéndome así en una
especialista en lectura de velas , de pronto las chicas de la cuadra empezaban
a tocar mi puerta para que prenda una vela en nombre de algún pariente enfermo
y lea así la posibilidad de su recuperación, podía saber la posibilidad de un
nuevo trabajo, la existencia de un amor oculto y la posibilidad de una mudanza y
todo eso tan solo con mi talento para leer las velas.
Y un día cualquiera cuando
empezaba a volverme una eminencia en la
lectura de velas; mientras hacía la limpieza semestral de mi armario descubrí
un vestido Channel que había recibido en algún cumpleaños y me quede extasiada
observando acabados tan delicados de tan majestuosa prenda y entonces una
maravillosa idea vino a mi mente, empezaría a elaborar diseños imitación de
Channel siguiendo mis propios estándares, extasiando a mis seguidoras en las
redes y así dos meses más tarde la casa estaba llena de vestidos hechos por mi y
mujeres de todas partes habían venido a ver mis nuevos diseños que habían
dejado de ser Channel para convertirse en algo muy mío mientras las velas y los
restos de mi antigua pasión habían sido
reemplazadas por la exquisitez de Channel y los pedazos de cera estaban olvidados
en una caja del sótano de nuestra casa.
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