Caminando sobre las teclas |
observaba a su alrededor. Acerque mi dedo con paciencia y le acaricie la cabeza, el ave inmediatamente voló, voló y se posó sobre la lámpara larga del escritorio en mi mesa y me miró con actitud desafiante. Entendí su decisión, cada vez que intentaba cogerla ella emitía un gruñido como advertencia. Abrí la ventana de mi habitación y la deje abierta por días, ella no se movió , me siguió mirando desde la lámpara y no se movió, cuando debía comer lo hacía a escondidas asegurándose que yo no la viera y con orgullo volvía a la que ahora era su lámpara, sin duda era un ave orgullosa pero por alguna extraña razón no se iba de mi habitación, aprendimos a convivir, ella en la lámpara y yo mientras tanto escribiendo mis libros, cada cierto tiempo el ser emplumado me miraba de reojo como queriendo entender de dónde provenía el tin tan de las teclas que se movían cada vez que me inspiraba en una creación, otras veces volaba a la pantalla del computador y me miraba mientras yo escribía o se acicalaba sin compasión dejando caer sus plumas blancas en el protector, cuando dejaba de prestarle atención era más atrevida y volaba sobre el teclado caminando sobre las teclas con indiferencia , mientras yo la dejaba ser.
Los días pasaron y un día cualquiera mientras terminaba una de mis novelas, el ave cantó, la miré extasiado, su canto era lo más cercano al gorjeo celestial de un ave divina, y luego de eso no paro de cantar, cantaba mientras escribía, mientras hablaba al teléfono, cantaba antes de dormirme y al despertar y me miraba cuando quería tomar la siesta y como niña traviesa se ponía a cantar.
Sus ojos grandes saltones y negros me miraban siempre curiosos, imaginé que su tiempo había llegado, tal vez estaba lista para volar, volví a abrir la ventana, pero el ave no se inmuto, abrió el pico y siguió cantando.
Había días en que el calor era insoportable, entonces me sumía en el sopor de una siesta caliente y ella parecía comprender que la necesitaba porque se acurrucaba en su lámpara-árbol y dormitaba a mi lado. También, había días en que emociones oscuras me embargaban el alma, nostalgia, llanto, tristeza entonces ella empezaba a cantar, al principio pensaba que cantaba burlándose de mi dolor, pero luego supe que ella no se burlaba, había conectado tanto que mi dolor le dolía y mi alegría la celebraba.
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