Me voy conmigo y tal vez me diluyo de mi en el camino de mis emociones, mientras me balanceo lentamente en el aire de mis propias sensaciones, me pierdo en los espacios de mis entrañas y me libero, rompiendo las cadenas de mis pensamientos, me voy mientras mis pies se elevan finalmente en un vaivén de alegría, me diluyo de mí misma para esparcirme en el viento, me disuelvo de mi mientras me desvanezco del caos del mundo, como una bailarina danzo el camino a la par que abrazo esta capacidad para sentir huracanadas sensaciones que trascienden mi ser.
Me desplazo entre los espacios de mi desvencijada casa, relleno de luz los rincones
oscuros, redimo mis sentimientos y emociones mientras expulso demonios, prejuicios , faltas y
culpas por las ventanas, me siento a diseñar mis espacios llenos de junglas y
riachuelos mientras me pierdo en mis mundos de sensaciones y escucho a las aves gorgorearme el corazón.
Y observo mis manos, mis dedos delgados, mi piel y mi cuerpo ligero, volátil, sempiterno y veo mi espíritu ser liberado de la cárcel de carne mientras me sigo elevando y toco cada fibra de mi con mil momentos presentes en el alma.
Sigo el camino danzando al unísono de mi ser que intenta volar escapando de mí , me
pregunto ¿Quién fui? ¿Quién soy? Y ¿Quién seré? Y solo tomo las manos de la
escritora que se pierde en las teclas mientras crea espacios y mundos como la melodía
que sale de un piano.
Una escritora que camina desnuda y danza con su canción de palabras, que
suelta el llanto para abrazar la sonrisa, la que se refugia de la lluvia protegiéndose entre sus brazos mientras siente el olor del barro húmedo, la mujer que mira el arco iris y se pinta
el cuerpo de sus colores, la que se despide del ocaso y saluda al alba con su
desnudez expuesta.
¿Quién soy yo? Me pregunto y me responde la escritora con su propia melodía
de palabras mientras me muestra el sendero del alma que danza liberada del
cuerpo.
Finalmente soy mía, soy mi propietaria, puedo hacer el Retire en el aire mientras
casi rozo el Arabasque y me muevo en un paso corrido sobreviviéndome a mí.
Y entonces me voy de mi y me despido lentamente del cuerpo para encontrarme
a la escritora sentada en la entrada del alma y solo me quedo colgada de mi
sintiendo el sosiego, la calma liberada , el vacío y la nada, ya no hay pedazos de mi se van
esparciendo en el viento las cenizas de la fragilidad pasajera.
A la entrada de mi mundo, sonriente me mira la escritora danzar mientras me toma las manos y me
ayuda a subir los peldaños de mí.
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