Mi padre

 




-¿Por qué? -Me senté sobre el sofá todavía conmocionado -¿Por qué?- solo atinaron mis labios a pronunciar entre susurros, mientras unas gotas de lluvia salada caían por mis mejillas, no era perfecto, tampoco era un santo pero -¿Por qué tan pronto?- Volví a repetirme mientras miraba su sitio vacío en la mesa del comedor, el dolor se me atragantó en la garganta y grité tan fuerte como pude- ¿Por qué? - a la par que mi mirada termino en el violín apoyado junto a la ventana, él no volvería a tocarlo.

Sabía que este momento llegaría desde el instante en que recibimos el diagnóstico en el hospital- “Tu padre tiene un tumor  en el cerebro”- nos dijo la doctora en actitud condenatoria mientras nos mostraba un bulto oscuro en la radiografía cerebral , -“esta es la razón por la que tu padre ha empezado a olvidar las cosas y se volverá más grande y doloroso, lo lamento solo podremos controlar el dolor”-,  me quedé mirándola mientras ella nos daba la noticia, vi como mi padre  intentó disimular su reacción  y los ojos se le llenaron de lágrimas.

Regresamos a casa caminando en silencio, luego de la muerte de mamá hace dos años, él se había vuelto más parco y melancólico, pero allí estaba yo, el unico hijo que le quedaba, mientras él, mi padre, solo miraba de frente siempre al vacío con las manos cruzadas atrás de la espalda caminando como un vagabundo sin rumbo. 

- “Vamos por un helado”- me dijo con decisión.

Fuimos a la misma heladería donde comprábamos helados cuando era un niño y lo vi comerse un helado de café con leche, uno de sus favoritos con el mayor de los agrados mientras me miraba juguetón.

Aquel día, al llegar a casa cenamos los dos en silencio. Ese día, él no toco su violín como lo hacía cada noche de viernes y yo me quede un rato más en la computadora, pasamos el resto de la noche intentado evadirnos, sabíamos lo que teníamos que hacer, seguir viviendo como lo habíamos hecho hasta ahora. De algún modo, la muerte de mama se acabó por llevar buena parte de nuestras lágrimas.

- “Por fin la veré”- me dijo mi padre con una sonrisa a la mañana siguiente mientras tomábamos el desayuno, -“Dos años sin ella fueron demasiado largos”- Agregó mientras terminaba el ultimo sorbo de su café y comía a grandes bocados su empanada de carne.

Sus palabras me congelaron el corazón -Aun lo necesitaba conmigo-Entonces una lagrima de rabia cayó por mi mejilla

- “Te sobreprotegimos demasiado, mucho mas que a tus hermanos, pero es tiempo que aprendas a seguir tu camino, sabemos que creamos en ti un hombre justo ”-Tal vez no te abracé lo suficiente porque no era valiente para hacerlo pero..”- En ese momento mi padre se puso de pie con los brazos abiertos y yo me levanté de la silla  con los ojos a punto de desbordarse, recuerdo que me abracé de él como un niño. –“Te amo hijo”- Son las ultimas palabras que recuerdo de mi padre.

- “Es el ciclo natural de la vida, ya estábamos preparados para esto”- me dijo mi hermana al enterarse de la noticia al teléfono mientras intentaba disimular su propio dolor.

Fuimos muy pocas personas al sepelio de mi padre, finalmente estaban los dos juntos, finalmente mi padre había logrado volver a unirse en la tierra con su verdadero amor, estoy seguro que hasta traía una sonrisa, cumplí con lo que él me pidió, coloqué su imitación de violín Stradivarius junto a él en su ataúd.

Sonreí al dejarlo partir con su violín. Papá siempre juro que ese violín era original, pero nosotros sabíamos que no era así, aunque siempre le hicimos pensar que creíamos su historia de como uno de sus antepasados italianos lo heredó de un hacendado poderoso, sabíamos que de algún modo le enorgullecía contar esa historia y creer su mentira piadosa nos daba una sensación de complicidad entre hermanos.

Es curiosa la forma en la que las personas procesan las cosas, vi a mis hermanos llorar frente al ataúd pero yo no pude soltar una lágrima, entonces entendí que ellos lloraban porque no pudieron despedirse de él como yo si lo hice aquel día en el desayuno cuando yo también pude decirle –“Te amo, papa”- y nos perdimos en un fuerte abrazo  mientras el gato nos rozaba la cara con su cola.

-"¿El gato nos rozaba la cara con su cola?"-Desperté en el sillón en que me había quedado dormido con un nudo en la garganta, la cola del gato estaba en mi mejilla, el gato se había hecho una bola junto a mi y me estaba robando el calor, vi a mamá mirando su programa favorito en la televisión, papá sentado  junto a mi  intentando descubrir las nuevas utilidades de su celular de alta gama, el violín junto a la ventana esperando a ser tocado y mi hermano en la cocina acabándose la olla de comida.

-"Mamá , eso te quedó muy bueno"- Se apoyo mi hermano con la boca llena de comida en la entrada de la cocina  mientras todos lanzamos una carcajada al unísono y el nos miraba con extrañeza.



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